Casi fue ayer
A Miguel Hernández y Josefina Manresa
Antes de tocar el agua
mira el fondo de la alberca:
dentro vive el crudo invierno
aunque mayo flote fuera.
Cien nubes pisan la fuente
y un extraño cielo quiebra
la montaña. Lloran flores
los olivos de la sierra,
llora el sol desde su altura
luces que nada reflejan,
sólo el niño de la espina
llora lágrimas de piedra.
Late todo tan despacio
y es tan breve su secuencia,
que el sonido se deshace
y el silencio se hace grieta.
Antes de romper su calma
mide el paso de tus huellas,
porque a veces lo infinito
viene el viento y se lo lleva.
Todo es grande y diminuto,
todo acaba donde empieza:
a la sombra de este monte
hay dos almas que se besan,
dos diamantes invisibles
que de noche son estrellas.
Antonio Negrillo
Jaén 24/06/2010
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