el oficio de mirar
¿Cómo presentar con palabras, si mi alfabeto son los colores y son ellos los que me imponen la intuición, a pesar de lo razonable y hacen que mi discurso sea atrapar, mejor, "detener" el abrazo de la realidad?
Mezclar, colocar, secar y volver a decidir qué color humedecer, no es el resultado de una lección aprendida. La ruleta gira tan rápido, que tomar la decisión acertada o no es un pulso al azar.
Pinto con la última intención de conseguir un abrazo limpio y no esperar otra recompensa que una décima de segundo de complicidad.
Entre acercarse a quien mira o alejarse, elijo la primera por inevitabilidad. Así, la soledad en el Estudio se hace más llevadera, sabiendo que mis horas ocupan espacios ajenos convirtiéndose, con la "costumbre", en vida de otras vidas.
Dejarme la vista por otro, perseguir, rescatar del suelo lo que está condenado al olvido, mirar con respeto lo que no sirve para gritar su utilidad.
Mirar abajo y utopizar que se visualice desde lo alto. Pinceladas soñadas con la constante nostalgia del padre ausente y, al final, herencia blindada por cristal y barniz.
¿Cómo presentar mi oficio con palabras? Mejor Pintar.
Jaén Febrero, 2005 David Padilla
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